La isla Saona se encuentra a unos 12 km de la costa sureste de la República Dominicana y es conocida por sus impresionantes playas de agua turquesa, palmeras y arena blanca. Forma parte del Parque Nacional Cotubanamá, siendo un destino imperdible si estás en la zona. Para nosotros, la excursión a la isla Saona fue la que más disfrutamos del viaje.
Empezamos el día temprano, ya que nuestro hotel estaba en Uvero Alto, en Punta Cana, y el viaje en lancha era desde Bayahibe. Teníamos una hora y media de camino.
Allí nos encontramos con el grupo, que era de menos de 10 personas, y empezamos la excursión en una lancha hasta la isla Saona.
La entrada al Parque Nacional Cotubanamá, también conocido como Parque Nacional del Este, estaba incluida en la excursión.
Estuvimos un rato en una de sus playas, llamada Canto de la Playa. Allí estábamos solos, con el grupo de la excursión. Había un puesto donde ofrecían piña colada en una piña y coco.
No sé si fue por la piña colada o por otra cosa, pero al cabo de unos días tuve problemas de barriga, ¡así que cuidado con los hielos que ponen!
Luego fuimos al pueblo de Mano Juan, un pequeño pueblo de pescadores en la Isla Saona. Mientras el guía nos contaba curiosidades e información sobre la zona y el país, paseamos por el pueblo y nos dirigimos al santuario de tortugas.
El santuario de tortugas es una fundación dedicada a la protección de las tortugas marinas. Su objetivo es proteger los nidos de tortugas durante la temporada de anidación y asegurar que las crías puedan llegar al mar. Nos encontramos con tortugas recién nacidas.
En Mano Juan fue donde comimos frente al mar, en unas mesas grandes para una comida tipo bufé con platos dominicanos.
Después de comer, fuimos a Playa Flamenco y pasamos un tiempo en la playa que estaba llena de palmeras.
Por último, fuimos a la piscina natural, donde tuvimos la oportunidad de ver estrellas de mar enormes. Se le llama piscina natural porque el agua es totalmente plana, clara y poco profunda, lo que permite ver directamente las estrellas de mar. Es importante no sacarlas del agua y evitar tocarlas para protegerlas (aunque en el tour enfatizaban la importancia de no sacarlas del agua, permitían tocarlas)
Una vez que volvimos a la lancha, hicimos el camino de vuelta hacia Bayahibe, y desde allí, el conductor nos estaba esperando para volver a nuestro hotel.
La excursión nos ocupó todo el día, pero la isla Saona es un lugar que merece una visita. La isla y todo su entorno son espectaculares.
Como nos gustó la experiencia en la Isla Saona, contratamos con la misma empresa la excursión a Samaná. No tuvimos tanta suerte, nos decepcionó y no nos gustó demasiado.
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