Llegamos a la ciudad en avión por la mañana de este mismo día. Dejamos nuestras cosas en el hotel y a las 10.30 ya estábamos empezando nuestra ruta por Praga. Como nos alojábamos muy cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja, fuimos hacia allí. Es un buen punto de partida de tu ruta por Praga.
Nos sorprendió la cantidad de gente que había en la plaza. Volvimos a pasar el día siguiente a las 8.00 y la encontramos casi vacía. Así que muy recomendable pasar, también, a primera hora de la mañana.
La Plaza de la Ciudad Vieja es uno de los lugares más reconocidos de la ciudad. Hay la Iglesia de Nuestra Señora de Týn y la Torre del Ayuntamiento con el reloj astronómico de Praga.
La Iglesia de Nuestra Señora de Týn es una iglesia de estilo gótico con un interior barroco. Sus dos torres negras y puntiagudas sobresalen sobre la plaza y son una imagen reconocible de Praga. Son visibles desde varios puntos de la ciudad ya que miden más de 80 metros. Si quieres entrar, ten en cuenta que cierra los lunes.
El reloj astronómico es considerado uno de los más bonitos del mundo. Cada hora en punto, salen 12 figuras animadas de los apóstoles por una pequeña ventana, no te lo pierdas! Se construyó en la Edad Media y es el tercer reloj astronómico más antiguo del mundo.
Subimos a la terraza del Ayuntamiento ya que desde allí, tienes buenas vistas a la plaza y a la iglesia. El precio es de 300 CZK (unos 18 euros).
Seguimos nuestra ruta por Praga hacia el barrio Judío (Josefov). La historia del barrio data del siglo X, siendo en uno de los asentamientos judíos más antiguos de Europa.
Hay seis sinagogas en el barrio: Antigua-Nueva, Española, Pinkas, Maisel, Klausen y Alta. Las sinagogas sobrevivieron durante la Segunda Guerra Mundial cuando la ciudad fue ocupada por los nazis y fue porque querían convertirlas en un museo de una “raza extinta”.
En el barrio judío también puedes visitar un antiguo cementerio judío.
Se puede comprar una entrada que incluye la entrada a las sinagogas y, también, al cementerio judío. Cuesta 500 CZK (unos 20 euros).
Al salir del barrio judío, paseamos un poco por las calles de la Ciudad Vieja (Staré Město). Una de las calles más conocidas es Karlova, que te lleva directamente al Puente Carlos.
El Puente Carlos es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Este puente conecta la Ciudad Vieja (Staré Město) con la Ciudad Pequeña. Ese día no lo atravesamos ya que teníamos pensado ir la mañana siguiente.
Al lado de la calle Karlova, se encuentra Klementinum. Un gran edificio de arquitectura barroca. En él hay la biblioteca nacional, el observatorio astronómico y la iglesia de San Salvador.
Para entrar a Klementinum es necesario reservar visitas guiadas. El interior de la biblioteca merece una visita, ¡es precioso!
Después fuimos a la Torre de la Pólvora. Tiene este nombre porque se utilizó durante muchos años para guardar pólvora y armas. Construida en el siglo XV, esta torre gótica servía de entrada a la Ciudad Vieja.
Puedes subir a la torre y tener unas vistas panorámicas de la Ciudad Vieja. Tiene una altura de 44 metros y se sube por una escaleras en forma de caracol.
Para acabar el primer día, fuimos hacia el barrio de la Ciudad Nueva (Nové Město). Allí se encuentra una de las plazas más populares de la ciudad, la Plaza Wenceslas con el monumento a San Wenceslao (patrón de Bohemia)
En el barrio de Ciudad Nueva hay el Teatro Nacional, un edificio neorrenacentista, y la Casa Danzante, con una arquitectura moderna que contrasta mucho con todo lo visto anteriormente en la ciudad.
Volvimos a cenar a la Ciudad Vieja ya que nuestro hotel estaba allí. Al día siguiente, teníamos planeado visitar la Ciudad Pequeña (Malá Strana).
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